La mítica sonda espacial Voyager 1, enviada por el Jet Propulsion Laboratory de la NASA lanzada el 5 de septiembre de 1977, ha registrado el sonido del espacio interestelar y ha logrado difundirlo hasta nuestro planeta.
Este conjunto de frecuencias, que parece una emisión alienígena, es en realidad el registro de las vibraciones de gas ionizado o plasma denso tras una erupción de viento solar, captado por una antena a bordo de Voyager 1. Dicha grabación contiene dos fragmentos, registrados entre los meses de Octubre y Noviembre de 2012, y Abril y Mayo de 2013. El gráfico que se muestra en el vídeo y la foto de más abajo: su eje vertical representa la frecuencia de las ondas sonoras, mientras que el color identifica su intensidad, con una escala que va desde el rojo al azul según el índice creciente de nivel.
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La sonda se encuentra ahora a unos 19.000 millones de kilómetros de la Tierra, es decir, a una distancia seis veces mayor que la separación entre nuestro planeta y Neptuno... ¡Eso es increíblemente lejos!
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