El submarino, construido en base a un tubo de fibra de 2,7 metros, demoró seis meses en su fabricación y poco más de 1.000 dólares, ya que para ello Beckerman utilizó componentes electrónicos reciclados. Es capaz de sumergirse a 10 metros de profundidad y consta de un panel real en la cabina para su control, además de motores eléctricos y potentes focos para iluminar el fondo del lago. Justin Beckerman, a los 12 años ya demostraba que tenía aptitudes que lo diferenciaban con los demás chicos de su edad y también construyó una aspiradora a control remoto.
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